lunes, 26 de agosto de 2013

LAS SANTAS DE ZURBARAN



                 Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos 1598- Madrid 1664) Fue un pintor barroco español que desarrolló la mayor parte de su carrera artística en la ciudad de Sevilla.

Zurbarán no siempre fue grande en la representación de lo humano, en el verismo de sus figuras, pero alcanzó cotas quizá inigualables en la representación de lo inanimado. En sus cuadros conventuales a veces la vajilla que hay sobre la mesa y los pliegues de los hábitos parecen más reales que los monjes representados (todo esto es de mi cosecha igual lo lee un historiador del arte y me fusila). No es extraño que Zurbarán representara con tal dominio los tejidos, no en vano era hijo de un acomodado comerciante de paños, así que telas y tejidos era lo que tenía a mano desde su infancia, lo que pudo pintar mil veces al natural y algo que sin duda llegó a fascinarle.

En una ciudad en ebullición como lo era la Sevilla de la carrera de Indias, la Sevilla de principios del XVII, donde había más de un centenar de conventos entre femeninos y masculinos, la especialización en pintura religiosa era un paso obvio para vivir (bien) del oficio. Pero no porque su pintura sea religiosa deja Zurbarán de representar en ella lo mundano. A veces cuida más el detalle del bodegón, la transparencia del cristal de las copas, el realismo de la fruta y los panes, que la propia escena religiosa. Esta tendencia llega al paroxismo en sus representaciones de mártires y santas. En estos casos la representación de los trajes de moda y los tejidos más caros llegan a un nivel de detalle sorprendente. Las santas, vestidas impecablemente al uso del momento, luciendo los más caros brocados de Venecia, las más codiciadas piezas de tejido labradas en los mejores talleres de Europa, miran en muchos casos al espectador con expresión retadora de satisfacción. Portan los atributos de un martirio en algunos casos atroz, como si fueran simples objetos decorativos de atrezzo, como si posaran con ellos para la portada de una revista de moda actual.

Aquellas series de santas y mártires le costaron a Zurbarán algunas críticas descarnadas. Pero también supusieron un éxito rotundo y un aluvión de encargos para diversas Iglesias y conventos de Sevilla, de su entorno y de aquella América hasta la que llegaban incluso los productos más básicos en la flota de Indias que dos veces al año partía desde la ciudad el Guadalquivir. Tal fue el éxito de las santas que tuvo que poner a su taller a pintar santas en serie como si de souvenirs o estampitas se tratase.

A pesar de la incomprensión que en muchos sectores supusieron aquellas en cierto modo descaradas representaciones femeninas, hoy esta exposición reconoce a Zurbarán precisamente por ello, por ser seguramente uno de los primeros creadores de moda de nuestra historia. Y es que a la postre, aquellos sesudos y graves críticos contrarios la frivolidad y el descoque de aquellas santas, se ven hoy ridículos en su crítica, mientras que en la feria de las vanidades y apariencias que es este mundo nuestro lo profano y veleidoso de las santas de Zurbarán en particular y del mundo de la moda en el vestir en general arrastra multitudes.

Quizá lo que más me sorprende de la exposición es que se desarrolle en los dormitorios (alto y bajo) de un convento de clarisas. Era un ámbito en cierto modo profano dentro de lo sagrada que ya es por sí una clausura. La planta baja, el sombrío dormitorio de verano, envuelto en aquella penumbra donde solo destacan los cuadros, como luninarias, parece un ámbito sagrado, si no de una sacralidad religiosa, sí cargado ese halo de veneración y reverencia que en el mundo contemporáneo se tiene por el arte. En cambio en el dormitorio alto que se usaba en invierno desfila la feria de las vanidades de unos creadores de moda que en muchos casos pretenden hacerse notar ellos mismos más incluso que su obra.

Bajando la escalera, cuando ya me marchaba, sentí una ráfaga de aire helado y me pregunté, entre irónico y misterioso, si no sería el aliento de una antigua clarisa ofendida con lo que allí ocurría. Salí imaginando qué pensarían de todo esto aquellas monjas arcaicas, aquellas dueñas del siglo XIV que daban cobijo a Doña María Coronel en su huida de las apetencias carnales de Pedro I el Cruel. De todos modos, reflexioné ¿qué no habrán visto estos muros? Si fueron testigos allá por el siglo XIII de los amores prohibidos de doña Juana de Pontieu, que llegó a ser reina consorte de Castilla, que llegó a estar casada con un rey santo y viudo (Fernando III) y que a pesar de ello no le importó un ápice morir en la ignominia, ser vilipendiada por las malas lenguas de su época por mantener una relación con su hijastro, el infante don Fadrique...





   Hola chic@, es fantástica la introducción, información  y reflexión de Ángel sobre las Santas de Zurbarán, es otra forma de ver la exposición, y uno de los eventos e itinerarios que han realizado en la agencia de viajes de Ángel y Henry tienen por medio mundo, la Sevilla Romántica y Rebelde ha tenido tanto éxito que la han prolongado hasta finales de año.

Aparte de los cuadros y de esa otra forma que Zurbarán vio a las Santas y mártires ,siendo un escándalo en aquella época donde todo era oscurantismo perdición y pecado la obra fresca de colores y ricos ropajes y estilismos vanguardista rompedor de moldes y estereotipos donde la mujer solo pasaba a la posteridad por sufrir mucho o se muy malas ,no había un termino medio y desgraciadas de aquellas que sobresalían o eran perseguidas mutiladas, violadas, asesinadas en honor a las normas establecidas. A los hechos me remito con un solo nombre, Doña María Coronel, para ejercer su derecho a ser ella misma y disponer de su herencia, se tuvo que echar aceite hirviendo en el rostro para que Don Pedro el Cruel la dejara tranquila. ¡Fuerte!
 Ser mujer y no morir en el intento era una realidad tan tremenda, temeraria mi enhorabuena a Ángel que me a hecho sin saberlo conocedora de estas mujeres que sufrieron lo suyo por no dejar de se ellas mismas, con razón o sin ella, pero solo querían ser ellas mismas siendo dueñas de sus vidas.....gracias a Zurbarán, que también paso lo suyo y darles dignidad color y elegancia, a sus sufrimientos. Por ser diferentes como nosotr@ salvando tremendas diferencia, mi respeto aunque no comparta como llegaron a ser ellas misma. Pero como dijo aquel:" sarna con gusto no pica, pero que mortifica que se los digan a ellas".

Besos Lola.



   

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